Hoy en día podemos ver alpargatas en el mundo entero, en las pasarelas de moda más exigentes, y en boutiques de marcas de alta costura. La alpargata forma parte de la moda y se asocia muy frecuentemente a Barcelona. Es cierto que Catalunya es uno de los lugares donde más se ha conservado la tradición de las alpargatas como rasgo de identidad.
Pero también tiene que ver con la labor desarrollada por un pequeño taller artesanal, La Manual Alpargatera, que en el año 1940 hizo las PRIMERAS ALPARGATAS DE MODA (de diseño o, como se llamaba entonces, de “fantasía”). Antes eran un calzado económico, popular, tradicional y de "batalla". Una pieza de folklore incompatible con la sofisticación del mundo de la moda.
Todo esto cambió cuando La Manual Alpargatera abrió sus puertas en 1941: alpargatas con tacones, con bordados o con diseños elaborados con los mismos criterios que los vestidos de los grandes modistas de la época. Muy pronto se consiguió que estos les otorgasen protagonismo como complemento en sus colecciones, y nombres como Pertegaz o Santa Eulàlia calzaron alpargatas a sus vestidos.
No fue hasta 1970 (30 años más tarde) que Yves Saint Laurent dio un nuevo impulso a las alpargatas promocionándolas con el mismo concepto y su marca. La Manual Alpargatera sigue conservando la esencia de sus principios, tradición e innovación, y hoy es el último taller artesanal de alpargatas de Barcelona. Muchos consideran a La Manual Alpargatera uno de los puntos obligados de visita de la ciudad. Un espacio emblemático único, un producto auténtico, una experiencia barcelonesa.
Últimamente se han abierto negocios de venta de alpargatas, pero a La Manual Alpargatera la diferencia lo que ha hecho de ella un referente: el equilibrio entre tradición, creatividad y conservación. Esa es la característica de La Manual Alpargatera.